En la actualidad, los datos se han consolidado como el recurso más valioso en la economía digital, pero aún qudan retos por superar especialmente en sectores críticos como la defensa, la energía y las infraestructuras.

La capacidad de capturar, procesar y analizar información en tiempo real se ha convertido en un factor diferencial competitivo en las economías de servicios y procesos, con capacidades excepcionales para la automatización, las personalización y la predicción de la respuestas de los elementos del negocio.

Este proceso requiere una integración completa de tecnologías que abarcan desde el chip hasta la nube: plataformas cloud, edge computing e IoT que permiten conectar sistemas, anticipar riesgos y optimizar la toma de decisiones.

Las infraestructuras y los activos físicos, especialmente en entornos críticos, presentan algunas inercias aún por superar. Para ello es imprescindible garantizar su incorporación al ecosistema digital con seguridad, eficiencia y sostenibilidad desde entornos cada vez más complejos y arquitectura aún más complejas.